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viernes, 9 de agosto de 2013

Ciencia sin conciencia


Quizás éste sólo sea uno más de esos mensajes que plasman los sentimientos de aquellos que nos hallamos totalmente perdidos en esta sociedad de hoy. No es mi intención contar ninguna novedad, pues todos conoceréis la realidad, sin embargo, me veo obligada a expresarme, a desahogarme, pues es lo único que en este momento me ampara: 
mi palabra.

En los inicios, allá por el 2006, el camino no parecía difícil: estudiar, formarse, terminar e incorporarse al trabajo. Sin embargo, y a pesar de todo el esfuerzo, no conseguimos alcanzar el último y más importante escalón. ¿No soy buena? ¿No valgo? Es lo primero que nos preguntamos... Y desde ahí, las dudas se multiplican: ¿Por qué elegí esta carrera? ¿Qué estoy haciendo mal? ¿Cómo hacerlo mejor? ¿Debería intentar dedicarme a otra cosa? 

Tal es nuestra desesperación que somos capaces de desempeñar, en la mayoría de las ocasiones, trabajos no remunerados o vergonzosamente "pagados". Y yo me pregunto, ¿por qué debemos seguir aguantando humillaciones?. Los ricos siguen haciendo dinero a costa de los demás, se aprochan de su trabajo y empobrecen su labor, y para colmo tenemos que estar agradecidos de que "nos están ofrenciendo experiencia".

Es cierto que atravesamos una época muy muy difícil, fruto, por supuesto, de la pésima gestión de los peces gordos de turno... Aún así, y a pesar de todo, me siento orgullosa y creo que todos los jóvenes preparados de mi generación deberían estarlo. Orgullosos de todo lo que hemos conseguido, de todas las horas dedicadas a formarnos, a convertirnos en personas realmente competentes, capacitadas para formar parte del engranaje más activo de nuestra sociedad. Aunque ahora, desgraciadamente, no tengamos oportunidad de demostrarlo.

Es indignante que la situación que nos ha tocado vivir (o más bien sufrir) junto a la actuación de un gobierno que dice "amparar a los jóvenes y españoles" nos obligue, subliminalmente, a sentirnos incapaces, desilusionados, inútiles e incluso culpables de no ejecutar nuestra valía, de no tener oportunidad de desarrollar el trabajo para el cuál hemos dedicado tantos años de nuestra vida, tantos km de ese camino.

Víctimas de un sistema podrido y monopolizado, esa es la realidad. Un sistema que pretende hacernos creer que no es más feliz el que más tiene sino el que menos necesita, pues bien señores gobernantes y corruptos desde aquí les digo: 
¡¡comiencen por dar ejemplo!!

Con estas palabras no busco ofender a nadie, ni a los altos cargos que dirigen esta realidad insostenible, sobre sus conciencias caerá el peso de haber echado a perder todo el esfuerzo de esta generación perdida que sin más opción se ve arrastrada a abandonar su hogar, su familia y toda su vida en aras de conseguir un trabajo medianamente decente fuera de esta secta a la que llaman España.

Los que si es cierto es que el problema no somos nosotros, el problema está arriba, no abajo. Los jóvenes estamos pagando la indecencia de muchos políticos y empresarios corruptos, de los dueños y mandamases de este asqueroso país, y para más inri nos debemos sentir culpables de nuestra situación. "Falta de ideas" lo llaman, cuando en realidad lo que falta en este país es decencia. Ni rojos ni blancos, ni de izquierdas ni de derechas, sobran cargos y chupasangres que harían mucho bien fuera de esta fábrica de intereses con marca España.

Por los ciudadanos pero a espaldas de sus conveniencias, de su bienestar, siempre en favor de los mismos, de la minoría déspota que ignora lo que es buscar desesperadamente un lugar, una estabilidad económica y un sustento para vivir y sentirse realizado. Es muy fácil hablar desde arriba, cuando se desconoce la más humilde realidad de la mitad de los españoles, es muy fácil alentar a la emigración desde el trono que, en muchas ocasiones les ha caído del cielo, es muy fácil hacer oídos sordos y además tener la cara dura de seguir diciendo que luchan por España y los españoles. Pero no se preocupen "muy señores míos" porque tarde o temprano todo cae por su propio peso...

Mientras tanto, sigan exportando cerebros...




 

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